Luisa Fernanda Martínez, una mujer de Chihuahua, México, comenzó este proyecto después de años de estudio y trabajo con diversas comunidades marginadas de México, Brasil y Argentina. Esta experiencia le hizo comprender, de primera mano, que el asistencialismo no rompe los ciclos de pobreza en los que se encuentran marginadas estas comunidades, solo los refuerzan. Se dio cuenta de la importancia de desarrollar proyectos productivos sustentables que les permitieran cambiar su estilo de vida.
Al regresar a su ciudad natal, Chihuahua, Luisa Fernanda se inspiró en la cultura Rarámuri para desarrollar un proyecto que tuviera un impacto positivo en dicha comunidad.
En ese momento, ella estaba desempleada y solamente tenía $1,500 pesos mexicanos (75DLLS) en su cuenta bancaria. Así, con mucha determinación y creatividad, Sinibí Jípe nació. El proyecto fue creciendo y se ha convertido en un gran agente de cambio en vida de cada una de las integrantes del equipo.
La primera artesana que se unió al proyecto fue Marcelina Bustillos, quien trabajaba como empleada doméstica. Actualmente es la coordinadora del taller y ha desarrollado una gran capacidad de liderazgo y administración.
Luisa Fernanda Martínez, a mixed-race woman from Chihuahua (Mexico), started this project after years of studying and working with diverse vulnerable communities from Mexico, Brazil and Argentina. This hands-on experience helped her understand that charity and paternalistic approaches do not stop the poverty cycles in which these communities live, they only deepen it. She realized the importance of developing sustainable productive projects that could help them change their lives.
Upon her return to her hometown, Chihuahua, Miss Martínez was inspired by the local Rarámuri culture to develop a project that would have a positive impact on that community.
At that moment, she didn’t have a job and had only $75 USD in her bank account. Thus, with determination and a little bit of creativity, Sinibí Jípe was born. The project further developed and changed the lives of each of its members.
The first that joined the project was Marcelina Bustillos, who previously made a living as a housekeeper. Now she is the workshop manager and has developed outstanding administrative and leadership skills.